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sábado, 31 de enero de 2015

Desde la cama de la UCI...Necesitamos oir y escuchar

 
Hola a tod@s, mis queridos amigos.

Desde la cama de la UCI...Necesitamos oir y escuchar, recién publicado en Intensive Care Medicine, la revista de la Sociedad Europea de Cuidados Intensivos (ESICM).
 
Es maravilloso que las revistas de mayor impacto dediquen su espacio y su tiempo y ayuden a generar consciencia además de conocimiento. ¡Algo está cambiando!.

Darryl, un hombre de negocios de 46 años, chocó su moto contra un camión. Llegó al Hospital en shock hemorrágico y tras una ecografía abdominal, fue a quirófano directo. Se encontraron múltiples lesiones: un desgarro en el corazón (la orejuela derecha), hematomas retroperitoneales por una fractura pélvica, una contusión hepática, fracturas múltiples costales, hemotórax y contusión torácica. Su APACHE II era de 36. Y su ingreso en UCI duró 35 días.







Esta es su historia desde la cama...

"Mi primer recuerdo de la UCI fue oir a un médico decir: "Bienvenido". Había estado en coma inducido casi 3 semanas. A mi esposa le dijeron el primer día que tenía menos de un 1% de probabilidades de sobrevivir. Fue un milagro.

Luché por mi vida 5 semanas, 2 de ellas estaba consciente pero muy aturdido. En ese tiempo soporté y sufrí los desafíos a los que se enfrenta un paciente de UCI.

El ritual diario del adjunto con su séquito fue toda una experiencia. A pie de cama, decía: "El Señor O' Callaghan es un MBA", antes de hablar de mis lesiones y mi tratamiento. Cada día igual, y siempre me preguntaba: ¿Por qué siempre me llama MBA (Master en Administración de empresas)?. ¿A caso gracias a mi curriculum me trababan con preferencia? Esa debía ser la explicación, porque si no, no lo entendía. Menos mal que había hecho aquel master.

Solo más tarde comprendí que MBA era el término usado para accidente de moto (MotorBike Accident).

Esa fue una de las múltiples situaciones de confusión que experimenté en la UCI. Hablaban de mí sin contar conmigo. Estaba intubado y no podía hablar, pero podía ver y oir.

Fue muy peligroso que dejaran que creara mi propia interpretación de los hechos. En mi opinión, las habilidades de comunicación son fundamentales en el cuidado de los pacientes. Transmitir tranquilidad con palabras de consuelo,  explicar la condición y el plan de tratamiento.

Había agua por todas partes, pero para beber ni una gota. Era mi único pensamiento. Tuve fiebre muchos días, y no me daban agua.  Y ver a las enfermeras escribir su parte a mi lado con una botella de agua cristalina...¡una tortura psicológica!. Así que un mensaje: beber agua delante de un paciente intubado equivale a torturarle.

Tiempo. Mucho tiempo. Mi cuerpo roto en mil pedazos y solo veía y escuchaba. Había un reloj en mi box, y les confirmo que un minuto es mucho más de 60 segundos cuando lo único que puedes hacer es mirar al reloj. Cada segundo parece una hora, cada hora un día. ¡Consideren quitar esos relojes malditos!.

Esperaba que fuera un lugar fácil donde descansar, pero la fiebre alta no me lo permitía y tenía pesadillas. Y además la UCI nunca duerme: funciona 24 horas. Luces siempre encendidas, personas en continuo movimiento. Todos sabemos el efecto de la privación de sueño en una persona sana, así que esa fue otra tortura. Por favor: encuentren una manera de conseguir un sueño reparador y normal en la UCI.

Y el alta, otra pesadilla. Creí que era el mejor día de mi vida, pero en 10 minutos pasé de tener una enfermera 24 horas al día y conectado a algo así como la nave Enterprise gracias a los equipos de monitorización, a la soledad de una habitación y un pequeño sensor de pulso en el dedo. Estaba asustado, aislado y ansioso por saber si las enfermeras de planta podrían atenderme con rapidez si me ponía malo. Aún no estaba bien, pero el nivel de atención pasó del todo al casi nada.

Una transición más fácil habría hecho maravillas en mi salud mental. Quizás una enfermera de UCI que visite al paciente cada 2 horas podría ser una solución durante las primeras 24 o 48 horas.

La UCI salvó mi vida y siempre estaré en deuda con todo el equipo que me cuidó. Gracias a ellos vivo una segunda oportunidad.

Mi esperanza de corazón es que al compartir esta historia, aquel viaje agotador que sufrí como paciente,  el equipo de UCI reconsidere la forma en la que trata a los paciente con el objetivo de reducir, si no consigue eliminar, la carga de miedo, malestar y errores de interpretación que continuamente viven los pacientes.

El tiempo no es el gran Maestro. Es la experiencia. 
 
Un hombre puede vivir toda una vida, pero si nunca sale de su casa para experimentar esa vida, muere sin saber nada. Sólo un niño que ha sufrido y vivido puede ser el más sabio de los dos.''
 
 
 
 
 
Enhorabuena a Darryl O’Callaghan por su segunda oportunidad y gracias por contarnos su historia, y a los compañeros Anthony Holley y Jeffrey Lipman, del Department of Intensive Care Medicine del Royal Brisbane and Women’s Hospital de Australia.

 
Feliz Sábado.
Gabi

viernes, 30 de enero de 2015

El mundo de las Emociones

 
Hola a tod@s, mis queridos amigos.
 
Hoy quiero compartir 3 entrevistas que he recibido recientemente y que me han encantado, porque hablan de cosas de las que normalmente no nos gusta hablar: las emociones.
 
 
 
La primera, una entrevista publicada recientemente en El Mundo a la Dra. Christina Puchalski, cuyo titular me resulta irresistible: 'Hacen falta médicos que sean capaces de conectar con el paciente'.
 
La segunda, me la mandó hace unos días Elena Lorente (De tots els colors): una entrevista al Neurológo y Neurocientífico de la Facultad Favarolo Facundo Mames, que piensa que "El optimismo es un factor de protección cerebral".
 
Y la tercera, al Dr. Jorge Campamà, compañero intensivista en Barcelona y que habla sobre la trascendencia y acompañar en la muerte. Y concluye: "Un buen médico se distingue en su lucha por llegar a ser un buen ser humano."
 
A cual más interesante, os dejo tareas para que tengáis un rato para vosotr@s y conozcáis a estas personas increíbles.
 
Feliz Viernes
Gabi

jueves, 29 de enero de 2015

A más enfermeras, menor mortalidad

 
Hola a tod@s, mis queridos amigos.
 
Demoledor titular, ¿verdad?.
 
Pues es uno de los resultados del artículo The Impact of Hospital and ICU Organizational Factors on Outcome in Critically Ill Patients: Results From the Extended Prevalence of Infection in Intensive Care Study y que ha sido publicado en  Critical Care Medicine. Entre los autores, Andrew Rhodes, Niall Ferguson o Jean-Louis Vincent, casi nada.
 
En el estudio, que recoge resultados de 1265 UCIs de 75 países, se señala un ratio de 1:1.5 con asociación independiente a menor mortalidad intrahospitalaria, comparado con el ratio 1:2.


 
 
Se enfatiza la importancia de tener un número de personal adecuado, fundamentalmente cuando los pacientes están más graves. A peor ratio de enfermería, mayor probabilidad de errores, distracciones e interrupciones.
 
Las UCIs americanas tienen un ratio de enfermería/paciente 1: 1.5 por el día, y 1:1.6 por la noche. Los ratios de Europa y América Latina son peores.
 
Si uno mira alrededor, se pregunta de qué manera hay que decir las cosas a los responsables de gestionar y dirigir nuestros servicios. Qué es lo que tiene que pasar, porque desde luego hay evidencia en la literatura más que suficiente. Y puede que mañana sea tarde.
 
Quizás debiéramos estar pendientes de nuestras sociedades científicas, que probablemente deban trabajar en elaborar documentos estandarizados sobre las cargas de trabajo en función de la gravedad de los pacientes. Y trabajar también es estudiar, investigar, hacer detección precoz de pacientes o ampliar la cartera de servicios, porque los profesionales de cuidados intensivos somos polivalentes y altamente resolutivos.
 
Porque al final, lo que todos elegiríamos si nos tuvieran en cuenta, sería trabajar tranquilos, en las condiciones humanas y técnicas más favorables.
 
Caminamos en el delgado hilo entre la vida y la muerte. Lo hacemos bien porque nos hemos preparado, y los que nos dirigen no saben hacerlo.
 
Ahora bien, necesitamos medios y gestores conscientes que pongan en valor nuestro trabajo.
 
Pero también hemos de darnos el valor que tenemos. Nadie lo hará salvo nosotros.
 
 




Feliz Jueves,
Gabi

miércoles, 28 de enero de 2015

Un “tiempo muerto” para hablar con mis pacientes, por Iñaki Saralegui


A Eusebio le cuesta madrugar. 


Es un día frío y se siente cansado, preferiría quedarse en la cama, esperar a que su hija le traiga la comida y ver tranquilamente la televisión. Ese sería un buen plan. Pero sabe que en los próximos minutos sonará el timbre, el muchacho le saludará como de costumbre y le bajará a la calle en silla de ruedas para llevarlo en ambulancia al hospital. Antes de llegar al destino recogerán a Paquita y a Roberto, cansados y perezosos como él. Es lunes y la semana comienza, una semana igual que la anterior.

Al llegar al hospital les dejan. 

- "Os aparcamos aquí ¿vale?, frente a la sala de diálisis".

- "Buenos días, ahora os atendemos, ¿cómo va todo?".

- " Todo va igual, no sé si bien o mal".

- "Anímate Eusebio, que ya me han dicho que tu nieto va a venir a verte en vacaciones".

La rutina comienza, rodeado de personas con color cetrino y aspecto aburrido. La televisión habla, las enfermeras hablan y los médicos van de un lado para otro.

- "Eusebio, los últimos análisis están un poco alterados, te vamos a cambiar un poco el tratamiento…ya hablaremos con su hija."



En el puesto de enfrente ya no está el hombre mayor que estaba muy enfermo. Eusebio no se atreve a preguntar, pero en el vestuario han dicho que se murió. ¿Cómo habrá sido? ¿En casa tranquilamente? ¿Se complicó y lo llevaron a la UCI?.

A Eusebio le gustaría saber…Porque se da cuenta de que el próximo puede ser él. Pero bueno, ahora hay que pensar en la visita del nieto, en la comida que le prepara su hija (¡qué bien cocina!) y en el partido de fútbol del miércoles. Eso es lo que le hace disfrutar, y con eso se conforma. Si los médicos y las enfermeras no le dicen nada, será que todo va normal. 

Pero a Eusebio le gustaría prepararse, saber qué sentirá cuando las cosas vayan mal, dónde estará. No quiere entristecer a su hija hablando de ello, y los médicos…Son muy majos pero están muy ocupados. Serán cosas mías, piensa Eusebio, intentando distraerse mirando la televisión, aunque no la vea.

Los enfermos con insuficiencia renal crónica en programa de diálisis pasan más de 600 horas al año en el hospital. Quieren hablar del final de la vida pero no les damos la oportunidad para hacerlo, sea por falta de tiempo o de formación. Somos entrenadores de baloncesto que no solicitan un tiempo muerto para reconducir al equipo, a nuestros pacientes y sus familias.




Mi colaboración como intensivista y aficionado a la bioética ha tratado de hacer una alto en el camino y conversar con una pequeña muestra de pacientes y sus familias. 



Dr. Iñaki Saralegui (@InakiSaralegui)
Médico intensivista.
Servicio de Medicina Intensiva.
Presidente del Comité de Ética Asistencial.
inaki.saraleguireta@osakidetza.net

martes, 27 de enero de 2015

Humanizar la Seguridad, por José María Ruiz Ortega


No existen centros sanitarios ni servicios ni unidades libres de errores profesionales. Hace poco más de un año, en septiembre de 2013, un estudio publicado en el Journal of Patient Safety (1) concluye que los errores médicos provocan 440.000 muertes al año, por lo que son la tercera causa de muerte en EEUU, por detrás de las enfermedades cardíacas y del cáncer.

Nuestro complejo sistema sanitario no permite una análisis simplista de los errores y es hora que empiece a superar esos ajustes etiológicos clásicos e investigar más allá, hacia lo que algunos autores denominan “causa de las causas” (2). La notificación de incidentes, su monitorización, análisis y tratamiento son útiles y se  reconoce que ayudan a atenuar la comisión de errores (significativamente las repeticiones de los mismos), pero no bastan porque no se ha traducido en una mejora general de la tasa de errores.

Creo que hay que traspasar este tratamiento causal sistémico o el basado en fallos humanos. Solo puede conseguirse una atención clínica más segura cuando los profesionales de la salud puedan interaccionar con los pacientes desde una perspectiva que transcienda la enfermedad para centrarse en la persona. Paradójicamente, la creciente medicalización de la vida y sus problemas asociados, inducidos por un sistema de salud estratificado (“cachitología”) de más, “tecnólatra”, hace cada día más insegura la asistencia sanitaria que reciben los ciudadanos. 

Una atención holística y preventiva, en su vertiente cuaternaria, debiera constituirse como la base de la filosofía predominante en los programas de seguridad de los pacientes. Ha quedado constatado que aquellos que contactan con el sistema de salud directamente por el hospital son más propensos a ser víctimas de incidentes y accidentes que aquellos otros que se canalizan a través de la atención primaria. 

Esta visión necesita de una transformación en la formación y modo de actuar de los profesionales, ritmo de cambio que entre todos deberíamos acelerar. Más que centrar el actual modelo en el paciente (aunque considero que nuestro modelo sanitario está organizado alrededor de los intereses institucionales y profesionales) hay que modelarlo en torno a las personas. Hay que darles la opción de participar, de tomar decisiones. 

En más de una década poco se ha avanzado. Como mucho hemos determinado el principio activo que puede mejorar un síntoma pero no el mecanismo de acción que conduce a la génesis de numerosos efectos secundarios. Existe incertidumbre sobre los resultados de las numerosas iniciativas (loables todas ellas) que se han puesto en marcha para la mejora de la seguridad de los pacientes. 

Llamo la atención al poco valor que se le concede a la “no acción” aunque es una herramienta cargada de futuro. Una forma superficial de leer la realidad es considerar como acertado los resultados de actuar de manera obligada. El devenir de esta crisis que estamos viviendo ha realzado la pasividad como una estrategia de alto valor. Consideremos una inacción apasionada, intensa y encendida centrada en la persona antes que en el paciente. Después de todo, y a pesar de un sistema esclerosado, una de las cosas que resultan más efectivas y cuasi revolucionaria, es la pasión con la que el profesional pueda ejercer su profesión y la relación “cara a cara” que establece con la otra persona (su “paciente”). Lo demás es un mediador en el acontecimiento mágico de la relación pasional entre el profesional sanitario y su paciente. No la perdamos; recuperémosla. Por su seguridad; por la nuestra.

La evolución de este devenir “no humanista” (cavernario) será un refinamiento de las tecnologías de control en “dispositivos infalibles” con un sistema cada vez más vulnerable al mínimo accidente de un solo cuerpo. ¿Nos sirve de ejemplo la crisis del ébola?. Un planeta de salud protocolizado y tecnificado puede quedar a merced de un solo cuerpo con un carácter definitivamente letal. 

El entusiasmo inicial por la seguridad de los pacientes fue acompañado por un laberinto mágico en la búsqueda de soluciones para el error profesional. Se pecó de una ingenuidad mayúscula aún a pesar que la adopción de herramientas de otros sectores más seguros (aviación, nuclear, etc.) y la propia cultura de seguridad, en fase más que embrionaria, han logrado que la seguridad de los pacientes sea habitual en los discursos estratégicos de los sistemas de salud. 

La baja adherencia a estos programas, el alcance limitado de las intervenciones y su basamento en una evidencia escasa han hecho que fracasen las estrategias iniciadas, al menos, en términos de resultados. Igualmente podríamos invocar como razones del escaso éxito, las intervenciones dirigidas a hospitales (y no a primaria), a los procesos agudos de la enfermedad y la prevención, por encima de otras, de errores mediáticos o de bulto (lado equivocado, errores de medicación).

Una visión amplia de la seguridad de los pacientes sería aquella que considera los eventos adversos, no como episodios concretos, sino fracasos acumulados durante el trayecto de la persona a lo largo del itinerario de salud. Los profesionales sanitarios entendemos más de problemas evitables que de indicadores o cuadros de mandos. Los esfuerzos estratégicos siguen yendo por esa línea obviando que son mucho más efectivas las pequeñas victorias locales que rellenen la brecha de humanización que impera en nuestros centros, balanceando la evidencia y la experiencia con la búsqueda del conocimiento que conlleve a la seguridad del paciente a través del humanismo, casi siempre relegado. Estamos en un modelo de despotismo ilustrado ya que machaconamente ponemos el énfasis en que todo lo hacemos centrado en el paciente sin contar con él (obviamos sus opiniones, sus expectativas y su experiencia de enfermedad). 

Entre las condiciones de la atención que favorecen la credibilidad se encuentran el compromiso, la empatía (escuchar, comprender sus pensamientos y emociones) y la honestidad (credibilidad profesional). Para encontrarse en un sistema humanizado se requiere poder utilizar la libertad como enfermo, como paciente, como persona y como ciudadano (3). 

Bienvenido el proyecto HU-CI; estimarán vuestros aciertos aquellos a quienes sorprendáis con vuestras novedades. En nuestra actividad podemos decidir entre dos grandes opciones: la de reinventarnos o prepararnos para una lenta decadencia.

Extended el proyecto entre el resto de unidades y servicios.
La seguridad de los pacientes, entonces si se hará efectiva. Lo otro, siendo necesario, aún tiene que demostrarse.

Gracias en nombre de todos los que estamos preocupados por la seguridad de los pacientes. Y enhorabuena. 
José María Ruiz Ortega
Presidente de AEGRIS



Referencias:
1. A New, Evidence-based Estimate of Patient Harms Associated with Hospital Care. J Patient Saf. September 2013 - Volume 9 - Issue 3 - p 122–128
2. Complexity science: The challenge of complexity in health care.  Plsek y Greenhalgh, BMJ. 2001 Sep 15;323(7313):625-8.
3. Humanización en la asistencia clínica oncológica. Javier García-Conde, Ana García-Conde. Psicooncología. Vol. 2, Núm. 1, 2005, pp. 149-156.

sábado, 24 de enero de 2015

Sobrevivir al ictus, sobrevivir al sistema

 
Hola a tod@s, mis queridos amigos.
 
Muchos de vosotros habréis leído la historia Sobrevivir al ictus, de Jorge Martínez Reverte y que fue publicada el El País la semana pasada. He querido compartirla en sábado, para que este post sea durante 3 días el centro del blog y pueda leerlo mucha gente. Espero que estés mejor, Jorge. Te mando un abrazo grande.
 
Para mí, en su relato hay una frase demoledora, que destaca entre todas:
 
"La vida en la UCI no transcurría, por tanto, plácida."
 
No hay como ponerse en la piel del otro para entender.
 
Mi padre tiene una enfermedad oncológica abdominal desde hace 19 años, y ahora está en fase terminal. Hace una semana, sobre las 5 de la mañana, me llamó para decirme que tenía que ir al Hospital porque tenía un terrible dolor abdominal. Así que, tras dejar a mis hijas en casa de mi suegra, fui directamente a Urgencias.
 
Por suerte y al conocer el sistema, había contactado con un amigo y compañero para que recibiera a mi padre y le echara un primer ojo. Cuando llegué, me quedé tranquilo al saber que estaba en una situación razonable, y que le estaban haciendo pruebas. La sala de espera estaba vacía a esas horas, así que allí estuvimos mi madre y yo esperando. Y compartiendo ese difícil momento.
 
Esperando.
 
Esperando.
 
Tras 5 horas, la sala ya era algo así como un mercado: trasiego de gente, ruido, lágrimas, ¡incluso hubo un robo!. Toda la gente que estaba sentada miraba a la misma pared amarilla, en perfecto orden estático, como si fuésemos las piezas de un ajedrez antes de empezar la partida.
 
Así que volví a llamar a mi compañero para saber cómo estaba mi padre: "Le están haciendo pruebas. Hay mucho lío, ya sabes".
 
Por fin pasamos a verle, y efectivamente no tenía mala pinta: tumbado en un pasillo, en "doble fila de pacientes". Cansado y dolorido, le habían hecho  una analítica, un electrocardiograma y una radiografía de tórax y abdomen.
 
Intimidad cero, tranquilidad cero, empatía imposible, atención insuficiente. En ese rato, hubo que cambiar a mi padre y la primera respuesta fue: "Pues no hay sábanas". A la segunda: "Creo que tengo una escondida por aquí". Y ante la atónita mirada de aquella auxiliar cuando le dije "¿Le importa que le ayude?", finalmente conseguimos un objetivo a priori imposible.
 
A la hora, una médico muy amable me informó de cómo iba la cosa, y de que le habían pedido un TAC dados sus antecedentes. El hospital estaba colapsado en un desequilibrio por desgracia habitual: demasiados pacientes, desmesurados por la epidemia de gripe (¿no decían nuestras abuelas que la gripe se pasaba en casa?) y plantillas exiguas que hacen lo que pueden, como esos malabaristas de circo que se dedican a mantener 20 platos girando en el aire. Demasiados acostumbrados a trabajar contra el reloj y a no poder disfrutar de lo que haces.

 
 
Como médico, comprendía el sistema pero lo veía como un inmenso luchador de sumo al que le cuesta moverse, y además lo hace con desgana, totalmente comprensible. No es sostenible.
 
 
 
Como hijo, sentía violado el derecho a estar: a estar con mi padre y a estar informado. Y por supuesto tenía miedo de que tuviera una perforación. Los médicos sabemos tanto lo bueno como lo malo.
 
Como familiar y médico, intentaba canalizar la angustia de mi madre y la frustración de mis hermanos que intentaron escaparse del trabajo cuanto antes.
 
Tras otras 5 horas finalmente le hicieron el TAC: una piedra en el riñón. Suspiré aliviado, aunque pensaba: "Que crueldad, regalar una piedra en el riñón a un paciente oncológico terminal". Así que por fin salimos del hospital. De 6.30 AM hasta 6 PM.
 
Si hubiera escrito este post al día siguiente, seguro que me habría arrepentido porque ante todo, somos personas. Y sentía mucho enfado. 
 
Unas cuantas reflexiones, a saber: no colapsemos el sistema como usuarios, eliminemos las salas de espera y participemos en los cuidados, informemos a las familias y tratémoslas como nos gustaría que nos trataran. Entre todos busquemos las soluciones. Escuchemos todas las voces.
 
Porque solo una cosa está clara: la enfermedad es un proceso democrático. Es solo una cuestión de tiempo estar tumbado en aquella cama de pasillo bis.
 
Y no vale decir solo: "Es la vida". Porque aunque nos cueste hablar de ello, realmente es la vida y la muerte.
 
Feliz Sábado,
Gabi

viernes, 23 de enero de 2015

Plan de Humanización de las UCIs 2015-2018


Hola a tod@s, mis queridos amigos.

Ayer tuvo lugar en Madrid la segunda reunión presencial del Grupo de Investigación de Proyecto HU-CI para la Humanización de los Cuidados Intensivos.

Como ya sabéis, este grupo está formado por diferentes personas de todos los ámbitos y que a su vez muchos de ellas pertenecen a las Sociedades Científicas SEEIUC y SEMICYUC.




Quiero agradecer públicamente a la SEMICYUC la cesión de una de sus salas para que pudiéramos reunirnos, así como a cada uno de los miembros del equipo su asistencia (autofinanciada) desde las diferentes partes del país: Cataluña, Islas Baleares, Andalucía, Cantabria y Madrid.

En un ambiente científico, creativo y distendido, durante más de 4 horas pudimos establecer un plan de trabajo, seleccionar lo que serán las líneas prioritarias de investigación para los próximos 3 años y distribuirnos en subgrupos investigadores. Quedó así definido el Plan de Humanización de las UCIs para 2015-2018.

Presentamos también el Programa Definitivo de las XX Jornadas Nacionales de Humanización del Centro de Humanización de la Salud y las que serán las I Jornadas de Proyecto HU-CI, que tendrán lugar los días 27 y 28 de Mayo en el Hospital Universitario de Torrejón. Muy atentos, en breve publicaremos el programa y daremos el acceso a las inscripciones.

Y también comentamos la que será una de las Sesión Conjuntas SEMICYUC-SEEIUC en el L Congreso de San Sebastián y que ha sido organizada por Proyecto HU-CI.


"La UCI del Siglo XXI: 
El Ser Humano en el Centro"

Ponentes nacionales e internacionales de reconocido prestigio presentarán geniales exposiciones que serán sin duda una de las sensaciones del congreso.

El camino es muy largo y hay mucho trabajo que hacer, así que tod@s aquellos que sintáis que podáis sumar a esta iniciativa, no dudéis en poneros en contacto con nosotros.

Porque ya se sabe: "Si caminas acompañado, llegarás más lejos".

¡Vamos a por todas, a ayudar a cambiar el paradigma!
Feliz Viernes,
Gabi

jueves, 22 de enero de 2015

Satisfacción de pacientes y familiares al alta de UCI

 
Hola a tod@s, mis queridos amigos.
 
Publicado en la Revista Medicina Intensiva de SEMICYUC, hoy compartimos el fruto del trabajo de una de los componentes de Proyecto HU-CI: la Dra. Marisol Holanda del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y su equipo. ¡Felicidades a tod@s!.
 
 
 
 
En el estudio Medición de la satisfacción de los pacientes ingresados en unidad de cuidados intensivos y sus familiares, realizaron un estudio transversal, observacional, descriptivo y prospectivo durante 5 meses para conocer el grado de satisfacción de pacientes y familiares al alta de UCI.
 
Para ello, usaron la encuesta Family Satisfaction Intensive Care Unit (FS-ICU 34) para familiares, tanto de los supervivientes como de los fallecidos, y adaptaron dicha encuesta para los pacientes.
 
En 5 meses, obtuvieron 385 encuestas, 192 de familiares de supervivientes, 31 de familiares d fallecidos y 162 de pacientes.
 
El grado de satisfacción familiar fue muy elevado en cuanto a cuidados recibidos y la toma de decisiones (más del 79% en todos los ítems), y los pacientes estuvieron muy satisfechos con los cuidados en más del 84%.
 
Hay cosas a mejorar, como el ambiente de la sala de espera y el ruido, intimidad e iluminación de la UCI. Sobre el proceso de toma de decisiones, se señala como un aspecto a mejorar la esperanza suministrada sobre la recuperación de su familiar. 
 
Sus hallazgos son bastante congruentes con la investigación llevada a cabo por miembros de Proyecto HU-CI en el Hospital Universitario de Torrejón, usando la herramienta FS-ICU 24, que difiere básicamente en el número de ítems presentados.
 
Añadimos preguntas sobre la flexibilización de los horarios y la posibilidad de que los familiares participaran de forma activa en los cuidados. En breve compartiremos los resultados, pero os damos una pista...

¡Hay que escuchar lo que piensa la gente!

 


Feliz Jueves
Gabi

miércoles, 21 de enero de 2015

El ser humano y las máquinas: tiempos modernos.

 
Hola a tod@s, mis queridos amigos.
 
Hoy abrimos las puertas de esta casa a José María Cepeda, enfermero de emergencias y bloguero que muchos de vosotr@s seguro que conoceréis por su Manual de Inmersión 2.0 para profesionales de la salud que podéis descargaros gratuitamente en Salud Conectada. Si ya va por las 4500 descargas, por algo será. Os animamos a leerlo!.
 
Últimamente Chema está que no para, y recientemente compartió con todos nosotros una excelente charla magistral en las II Jornadas de Innovación y desarrollo del Hospital Marqués de Valdecilla: Hackeando la salud desde dentro. Agradecemos de corazón la mención de Proyecto HU-CI como una de las maneras de cambiar el sistema. De hecho, es lo que intentamos transmitir día a día: las cosas se cambian de dentro de cada persona hacia fuera. Y por supuesto, ¡nos sentimos Hackers!
 
Ayer Chema publicó un editorial fantástico en la revista Index de Enfermería, y que me parece de lectura obligada: Humanismo, salud y tecnologías de acercamiento, y además en acceso abierto.
 
Es tiempo de luchar contra esas resistencias que nos hacen pensar que la tecnología nos aleja de las personas. De luchar contra la historia.
 
 
 
Como amante de la tecnología, me gusta pensar que como tantas otras cosas, complementa nuestros actos sanitarios. No se puede echar la culpa de la deshumanización a las máquinas, ellas no nos la echan a nosotros y como siempre, acabamos tirando balones fuera.
 
¿Qué quieren los pacientes? Política de máximos: el trato excelente y aprovechar la mejor tecnología posible. Cambiemos el lenguaje, hablemos de CÓMO USAMOS LAS MÁQUINAS. Ya está aquí el Humanismo Digital.
 
Acerquémonos a las personas, conectémonos y pongamos a la persona en el centro. Usemos bien a las máquinas, que para eso están. Aprendamos a usarlas.
 
Muchas gracias Chema. Y enhorabuena.

Feliz Miércoles,
Gabi

martes, 20 de enero de 2015

¿Dejamos a los padres estar con sus hijos?



Hola a tod@s, mis queridos amigos.

Tu opinión es importante, y necesitamos escucharla.

Solo hace falta una cosa: que quieras compartirla. Cualquiera puede opinar, no hace falta ser profesional sanitario.

Desde la UCI pediátrica del Hospital 12 de Octubre, un grupo de profesionales sanitarios entre los que se encuentran auxiliares (Rafaela Pozo y Laura Palomino), enfermeras (Raquel Vinagre, Sonia Gil y Raquel Arenas) y pediátras (Sylvia Belda, Luisa Barón y Marta Olmedilla), nos piden ayuda. 


¿Deben estar los padres o familiares acompañando a sus hijos durante los procedimientos que les realizamos?.



"El ingreso en la UCIP de un niño es siempre un acontecimiento traumático para niños y familias y nos preocupa mucho intentar mejorar la atención al niño y sus padres para minimizar el impacto emocional.

Nuestra unidad es una unidad de puertas abiertas 24 horas y estamos empezando a crear consciencia sobre la necesidad de los niños de estar acompañados por sus padres.

En este contexto les pedimos colaboración para conocer su opinión acerca de la presencia familiar en diferentes procedimientos y momentos.

Sólo les llevará menos de 5 minutos rellenar este
formulario y su opinión nos es de gran ayuda para intentar adecuar nuestros cuidados a las necesidades y opiniones reales.

Muchas gracias por su colaboración.
Un cordial saludo."





Desde Proyecto HU-CI, intentemos que recojan el mayor número de respuestas para contestar a estas necesarias preguntas. Sabiendo donde estamos podremos saber a dónde queremos llegar.
¡Enhorabuena compañer@s!
Feliz Martes,
Gabi

sábado, 17 de enero de 2015

El estudio Iatroref: Cuidando al profesional, cuidamos a los pacientes

 
Cada vez son más los estudios de investigación centrados en la seguridad del paciente crítico. Los fallos en el sistema y los factores humanos son la causa principal de eventos adversos. La complejidad de los factores que contribuyen al riesgo asistencial requiere profundizar en su análisis, con el fin de establecer estrategias de mejora en una de las dimensiones clave de la calidad.

El estudio Iatroref, publicado online first este mes en Intensive Care Medicine y realizado en 31 UCIs francesas demuestra que la depresión de los profesionales en las Unidades de Cuidados Intensivos impacta de forma negativa en la seguridad del paciente, incrementando el riesgo de errores médicos y eventos adversos. 

El objetivo principal de este estudio fue evaluar la potencial asociación entre factores tales como la depresión, el burnout, la cultura de seguridad y características organizacionales de estas unidades y la aparición de determinados eventos adversos.

Los autores muestran en sus resultados cómo la depresión es un factor a tener en cuenta, no sólo por su considerable prevalencia (18,8% de médicos y 15,6% en profesionales de enfermería), sino por relacionarse de forma significativa con un mayor número de errores médicos y eventos adversos (RR 2,07). El burnout no se relacionó con un mayor riesgo asistencial y la cultura de seguridad influyó de forma limitada en la aparición de eventos adversos.
 
 

Otros factores con un impacto negativo sobre la seguridad del paciente se relacionaron con la organización de la UCI, formación de los profesionales en seguridad del paciente y cargas de trabajo. 

Este interesante estudio profundiza en factores todavía poco explorados y que obligan a ser tenidos en cuenta en la gestión del riesgo sanitario. Son necesarias herramientas que permitan detectar de forma precoz síntomas de disfunción en el bienestar psicológico del los profesionales y establecer estrategias de soporte a nivel individual y organizacional. 

El Proyecto  internacional “Perceived Stressors in Intensive Care Units (PS-ICU)” liderado por el profesor Gilles Capellier del Hospital Universitario de Besançon  y Alexandra Laurant de la Universidad Franche-Comté está en consonancia con está línea de investigación.
 
Este equipo de trabajo internacional, en el que también participamos miembros del Proyecto HU-CI, está formado por investigadores de Francia, Italia, Irlanda, Australia, Canadá y España. Su objetivo principal es construir y validar una escala internacional sobre el estrés percibido por los profesionales específica de UCI e identificar aquellos factores con impacto sobre la salud mental, la satisfacción laboral y la calidad de los cuidados.
 
Dra. Mari Cruz Martín Delgado.

viernes, 16 de enero de 2015

Estrategias para la detección, exploración y atención del sufrimiento en el paciente

 
Hola a tod@s, mis queridos amigos.

Hoy comparto con vosotros un tesoro gracias a Pedro Martín-Barrajón, psicólogo de Urgencias y Emergencias y con un CV tan grande como lo buena persona que es. Muchas gracias amigo. Os invito una vez más a uniros a su grupo de LinkedIn  Psicología de Urgencias y Emergencias. Intervención Psicosocial en Crisis y Catástrofes. Madrid del que tanto estoy aprendiendo personalmente.

Nos presenta la revisión Estrategias para la detección, exploración y atención del sufrimiento en el paciente publicado en Formación Médica Continuada en Atención Primaria  en 2011 por Enric Benito, Jorge Maté Méndez y Antonio Pascual López.
 
Uno de esos artículos que hay que leer.
 
 

 
 
Como una imagen vale más que mil palabras (sobre todo las que yo pueda decir), aquí os presento los puntos clave que seguro os llevarán a devorar la revisión, lleno de herramientas útiles para hablar del sufrimiento y sobre su manejo: estrategias de exploración y detección, facilitadoras de comunicación y modelos de entrevistas.
 
 
 
 
Imposible no darle volumen a uno de los apartados finales, totalmente alineado con este blog:
 
 
 
 
Muchas gracias a los autores, esperamos que nos ayude a todos en el día a día.
 
Feliz viernes,
Gabi