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martes, 30 de agosto de 2016

El poder de la palabra en la UCI, por Mariana Pedace


La Unidad de Cuidados Intensivos es uno de los servicios donde transcurren los acontecimientos más intensos de un Hospital. 
 
El estado de salud de los pacientes es crítico, los familiares experimentan sensaciones desgarradoras y los profesionales deben tomar decisiones sumamente complejas bajo presión de tiempo y dificultad. La angustia,el dolor, la incertidumbre, la tensión recorren los pasillos de la sala y son moneda corriente para todos los actores de las UCI. 
 
Sin embargo, también lo son la conmovedora sorpresa de una mejoría inesperada, la alegría de volver a comunicarse con una persona que no estuvo lúcida durante días y la esperanza de poder reanudar un proyecto de vida que parecía perdido. El tiempo no escapa a este alud de sentimientos y adquiere otro ritmo: a veces transcurre muy rápido, otras, demasiado lento, o incluso, en ciertas circunstancias, parece estar detenido. 

Esta marea de sensaciones y sucesos puede resultar excesiva y agotadora para todos los protagonistas que convergen por distintos motivos en tan extremo y asombroso sector de la institución hospitalaria. 

Como profesionales, ¿qué podemos hacer para encauzar este torbellino de emociones y experiencias?. ¿Con qué herramientas contamos para amortiguarlo, incluso, para transformarlo en algo valioso y significativo? 

La fórmula es mucho simple de lo que podemos imaginar. Basta con apelar al recurso más potente y económico del que disponemos todos los seres humanos: la palabra. Las palabras permiten hilvanar mentalmente las sensaciones, tejer redes que le den forma, explicarnos lo que sucede, insertarlo en nuestra historia y de esta manera capitalizar el impacto que generan. Sólo debemos hacernos la pregunta ¿quién soy yo? para percatarnos que todos “estamos hechos de historias”, como dice el gran escritor de Eduardo Galeano. Los relatos permiten dar significado a nuestras experiencias. Los seres humanos necesitamos “como el aire que respiramos” que lo que nos sucede tenga sentido para conservar un relativo equilibrio psíquico.


 

Ahora bien, para facilitar que estas narraciones surjan y se desplieguen, los profesionales de la UCI tenemos a mano otro recurso también invaluable: escuchar. Acercarnos, mirar a los ojos, dejar hablar sin juzgar ni rechazar los sentimientos del que se está expresando. Dar señales que estamos prestando atención mediante gestos como asentir con la cabeza, resumiendo ocasionalmente lo que dice o demostrando que uno comprende lo que está sintiendo. La cantidad de tiempo que podemos dedicar a esta tarea es mucho menos importante que la calidad que podamos darle, al considerar el efecto que tiene sobre el que habla y sobre nosotros mismos el estar escuchando. 

Si todos los protagonistas de la Terapia tomamos unos minutos para hablar y escuchar lo que nos sucede, las intensas experiencias que vivimos a diario pueden procesarse subjetivamente. Y al hacerlo, disminuye el sufrimiento y el alud de sucesos inconexos se convierten en episodios que pueden tener sentido dentro de la irrepetible historia de trabajar en una UCI. No se trata de contar con recursos extraordinarios o disponer de mucho tiempo. Lo único que necesitamos es tomar conciencia que volver a lo que nos distingue como seres humanos: el lenguaje y la comunicación, es la vía privilegiada para que la apuesta de trabajar en uno de los lugares más intensos del Hospital pueda renovarse día a día.
 
Coordinadora de la Residencia de Psicología

jueves, 14 de abril de 2016

Humanizar la nota de ingreso, por Josep-María Sirvent


Un señor de 79 años que fue atendido en su domicilio por dolor precordial, se activó el código infarto y fue trasladado a un hospital mediante helicóptero medicalizado.

A su llegada se realiza estudio hemodinámico cardíaco en el que se objetiva oclusión de la arteria coronaria derecha, colocándole un stent con un resultado óptimo. Ingresó en la unidad coronaria y en las siguientes horas persistió con hipotensión arterial y lactato elevado. Se realizó un escáner torácico y abdominal que objetivó signos de isquemia intestinal, se consultó a cirugía y se realizó una laparotomía exploradora. En la laparotomía se observó una isquemia de colon descendente por lo que se resecaron 30 cm y se practicó una colostomía. En el postoperatorio inmediato ingresó en la UCI dónde desarrolló shock, insuficiencia respiratoria y fracaso renal. A los 14 días de evolución tórpida con necesidad de sedación, VM, antibióticos de amplio espectro, depuración renal y nutrición artificial se inició el despertar y la desconexión del respirador que fue infructuosa por gran debilidad muscular.

Una mañana en la que el médico responsable habitual salía de guardia, me encargó que le solicitara el consentimiento informado para realizarle la traqueotomía percutánea al día siguiente. Así pues, a la hora de la visita me dirijo a su esposa, una mujer mayor sentada al lado del paciente que le está cogiendo su hinchada mano.

- Buenos días, me gustaría solicitarle autorización para realizarle a su esposo una traqueotomía para facilitar la desconexión del respirador, le voy a explicar que esta técnica…

Se levanta con dificultad de la silla y con ojos llorosos me dice: "Doctor, estoy muy contenta por todo lo que están haciendo por mi marido, son ustedes excelentes profesionales y personas, pero como veo que usted ya tiene unos años de experiencia me atrevo a decirle: NO, no dejaré que le hagan más cosas a mi marido, no más agujeros ni más máquinas.

Le explico: vivíamos desde hace 55 años bien casados en la masía alejada del pueblo con nuestros hijos y nuestras tareas habituales. Mis hijos marcharon a la ciudad y hace tres años mi marido sufrió un ictus y quedó paralítico del lado derecho. Yo misma le he cuidado todo este tiempo en que hemos podido querernos y reconocernos el uno al otro.

Sé que la medicina está muy avanzada y cada vez que me han propuesto un tratamiento ha sido en base a unos criterios científicos que yo no entiendo muy bien, por lo que he autorizado todo, pero ahora sinceramente le he visto a usted mayor y con aspecto de tener unos padres en la misma situación y he aprovechado para decirle que NO voy a permitir que le hagan más cosas a mi marido y le pido a Dios que deje de sufrir".
Fuente: Psicología


En base a esta experiencia y seguro que vosotros tendréis otras muy parecidas, me gustaría proponer que en la NOTA DE INGRESO de los pacientes que ingresan en UCI se establezca, además del motivo de ingreso, lo antecedentes patológicos, la enfermedad actual, se añada un apartado obligatorio que se puede denominar:

ENTORNO FAMILIAR Y VOLUNTADES

Y al final en el plan de tratamiento debería constar siempre hasta dónde vamos a llegar con nuestras técnicas, si se van a realizar maniobras de resucitación o no, si manifestaron intención de donar órganos, y lo más importante, si hemos hablado y consensuado estas decisiones con el equipo y la familia.

Deberíamos “humanizar” la nota de ingreso del paciente crítico valorando aquellos aspectos de la vida del paciente y sus voluntades, de tal forma que las decisiones clínicas, técnicas y científicas del equipo de profesionales responsables, estuvieran siempre alineadas con las decisiones de vida del paciente y sus familiares.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Las historias que nos contamos

 
Hola a tod@s, mis queridos amigos.
 
Una de las acciones de mejora propuesta por Proyecto HU-CI es recuperar la Narrativa para la Sanidad.
 
Nuestros compañeros de IntraMed ofrecen un Taller gratuito online de Narrativa y Medicina entre los días 19 de Octubre y 30 de Noviembre.
 


La propuesta de relacionar medicina y narrativa intenta aportar nuevas herramientas conceptuales y habilidades cognitivas en nuestro quehacer diario.
   
No es literatura -aunque se nutra de ella-, no son historias triviales, ni palabras bonitas, no es un asunto de los licenciados en letras sino de los médicos, no es un "adorno humanístico" sino un poderoso instrumento clínico capaz de transformar la asistencia en la práctica cotidiana.
  
La enfermedad no se agota en el órgano afectado. Hay una persona que siente la necesidad de explicarse lo que le ocurre. Un ser que enferma sufre una disrrupción biográfica que lo obliga a reconstruir su propia identidad. También de estos factores silenciados depende el éxito o el fracaso de la intervención profesional.
 
El contacto con las obras de la narrativa universal en todas sus formas nos aporta elementos que enriquecen nuestra capacidad para comprender el padecimiento de los pacientes.
 
Nos proponen analizar, disfrutar y extraer conclusiones a partir de algunos textos fundamentales como una manera de introducirnos en el apasionante mundo de las historias que circulan en el mundo de la medicina.
 
Los objetivos del taller son los siguientes:
  • Enriquecer las habilidades clínicas adquiriendo competencias narrativas para el médico práctico.
  • Adquirir habilidades comunicacionales a partir del análisis de "historias" de la literatura y del cine que permitan su aplicación en la atención de pacientes.
Si queréis hacer conocer más sobre el taller, podéis visitar la clase introductoria.
 
Para esta ocasión se han cubierto las plazas, pero desde Proyecto HU-CI queremos testar vuestro interés para organizar un nuevo curso en España.  
 
Excelente oportunidad ¿no?
 
Feliz Miércoles
Gabi 

viernes, 28 de agosto de 2015

Como enseñar empatía a los médicos


Hola a tod@s, mis queridos amigos.

Hoy comentamos un artículo de opinión muy interesante publicado en The Atlantic, con un titular demoledor: "Ser médico requiere entender a las personas, no solo a la ciencia". Aunque creo personalmente que la empatía es cosa de todos.

La empatía siempre se ha considerado mucho menos importante que la habilidad científico-técnica, a pesar de ser una herramienta fundamental para establecer una buena relación médico-paciente. Y se puede medir.

Está demostrado que aporta mejor satisfacción, menos burnout profesional y menos errores médicos.




En Estados Unidos, desde 2015 las pruebas de acceso a las Facultades de Medicina incluirán test psicotécnicos que avalen esos aspectos "menos importantes" a la hora de ejercer la medicina.

Como todo, hay gente más empática por naturaleza. Pero la empatía se enseña, como ya ocurre en el Hospital General de Massachusetts con el programa Empathetics.

Parece pues, que el interés es creciente, y otras iniciativas surgen por el planeta que van en la misma línea que Proyecto HU-CI. La Universidad de Columbia ha sido pionera con un programa de Medicina Narrativa,  que hace hincapié en la importancia de entender la biografía de los pacientes para proveer cuidado compasivo.

La mejora en la escucha activa (los médicos interrumpen a los pacientes en 18 segundos), en comunicación no verbal y verbal y la simulación de situaciones...Todo ello va en una misma dirección: aumentar la satisfacción global, no solo del usuario sino también del profesional.

Pues vamos a ello, ¿no?

Feliz Viernes,
Gabi