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sábado, 12 de marzo de 2016

A más datos, más humano...¿De qué hablamos? Por Carles Calaf


Esta vez y camino de preparar mi debate sobre el impacto de la tecnología conjuntamente con Chema Cepeda en las II Jornadas de Humanización de los Cuidados Intensivos quiero olvidar mis historias tecno-humanas con debate ético para introducir un escenario -o una predicción- que seguro tendremos sobre la mesa en los próximos años.
 
 



Big data se refiere al conjunto de datos e información tan grandes y tan complejos que hace muy difícil su procesamiento utilizando herramientas de gestión de bases de datos convencionales.
 
La cuestión es: ¿cómo utilizar esta vasta cantidad de datos no estructurados?.

Los pacientes, las clínicas, los hospitales tienen cantidades masivas de datos clínicos, en formatos escritos en papel o electrónicos pero que permanecen sin utilizar por la dificultad e imposibilidad material de “digerirlos” de forma efectiva, por muy buenos deseos que pueda tener el equipo sanitario.

Los sistemas de ordenación y la gestión masiva de datos va a revolucionar la Sanidad y lo hará en un plazo menor del esperado y aunque no debemos temerla cambiará nuestros perfiles profesionales.

Se discute mucho sobre las posibilidades de la gestión masiva de datos, pero… ¿Dónde están los límites?
 
Los límites naturales se hallan en el derecho a la privacidad de las personas. Entretanto, es posible secuenciar y evaluar a bajo coste el genoma de los pacientes, la información radiológica, o todo aquello de lo que dispongamos. Por ejemplo, si un seguro de enfermedad utiliza estos datos para proponer una prima de riesgo a los pacientes con una enfermedad hereditaria, entonces, estará excediendo los límites, pero todos deseamos esa información para escoger el mejor antibiótico o incluso desearíamos esta información para ajustar el modo ventilatorio.

Eso por lo que respecta a la ética. Y ¿desde el punto de vista técnico? ¿No se sigue necesitando los clínicos que se ocupan de cada paciente?
 
Sí, se necesita y mucho, ya no solo para realizar estudios selectivos. Con la inteligencia de los datos en la sanidad se trata precisamente de adaptar individualmente los tratamientos a los pacientes y hacerlo incluso a tiempo real. Cuantos más datos, tanto más personalizado será el tratamiento, eso le permitirá ser más eficiente. Por ejemplo, olvidaremos las alarmas actuales por sistemas de Meta-alarmas que serán predictores de decisiones y comportamiento.

¿Cómo funciona eso?
 
Se toman todos los datos que hay de un paciente. Valores médicos, medicación, datos genéticos –pueden ser miles de datos más como los procedentes de los monitores y ventiladores- y se comparan con los datos de millones de pacientes diferentes. Con el llamado método del vecino más próximo, la computadora busca casos similares. Puede que el tratamiento tuviera éxito y apoye el trabajo del médico haciéndole propuestas. Esto abrirá escenarios de predicción impensables hace unos años.

¿Por qué es mejor que el principio clásico?
 
Por lo general, es así: un médico aprende cuales son los síntomas de las enfermedades. A ello hay que añadir su experiencia clínica basada en la práctica. Eso es un ratio relativamente pequeño. Los métodos de Big Data se fundamentan en una base mucho más amplia que permanentemente se va actualizando.

¿Estos métodos pueden hacer que se llegue a prescindir del diagnóstico y la estrategia terapéutica?
 
No, pero sí que pueden ser de gran ayuda. Lo que el big data hace superfluo es el principio que había hasta ahora con su complejidad y propensión a los errores. Los métodos de gestión masiva de datos pueden contribuir a evitar, al menos, por ejemplo, gran parte de los errores de medicación, incrementando la seguridad del paciente.

Si este tema os ha interesado y sois iniciado en él, os recomendamos la ver esta conferencia del Julio Mayol: La Transformación sanitaria: la salud en los tiempos del Big Data.
 



Modality Manager Intensive Care Area at Dräger Hispania & Portugal
Associated Teacher at UdG - Universitat de Girona

4 comentarios :

  1. Vicente Gómez Tello12 de marzo de 2016, 9:17

    Interesante el post de Carles Calaf. El futuro va a llegar para quedarse. Pero es un futuro N.0 aún.
    En las UCI de España aún no se explota ni una mínima parte de la información. Causas: Sistemas electrónicos cerrados, empresas de electromedicina que no piensan en el profesional para el análisis de datos, falta de cultura de la información entre gerentes y profesionales.
    Necesitamos cambiar eso. Porque luego médicos pioneros, ingenieros y analistas habremos de ver como convertimos la ingente cantidad de datos que manejamos en hipótesis que generen conocimiento e inteligencia. La tecnología existe. Salvando problemas organizativos y legales, que son muchos, pero solventables si hay voluntad de disrupción entre todos los agentes.
    Mientras, seguiremos con nuestros "viejos sistemas" contentos de que algunos compañeros están aún en el papel. La desigualdad tecnológica.

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  2. Y cual es la causa... La ignorancia. Introduzcamos la enseñanza reglada de la Telemedicina y la Salud electronica en la carrera de medicina y al cabo de unos años el problema se solucionará por si mismo.

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  3. Buenas tardes a tod@s.

    “El rasgo distintivo del hombre prudente es, al parecer, el ser capaz de deliberar y de juzgar de una manera conveniente sobre las cosas que pueden ser buenas y útiles para él, no bajo CONCEPTOS PARTICULARES, como la salud y el vigor del cuerpo, sino las que deben contribuir en general a su virtud y a su felicidad”. ¿Sabéis quién? Púes si; “De la Prudencia” de “Ética a Nicómaco”.

    “La cuestión es: ¿cómo utilizar esta vasta cantidad de datos no estructurados?”

    Los códigos éticos de protección de datos y de investigación clínica otorgan derechos de como ser informados o de cual será el uso de los datos, o la elección de ser usados solo para el propio tratamiento. La gestión masiva de datos clínicos puede propiciar el progreso biomédico, pero la INFORMACIÓN ES PODER, por lo que no deberíamos infravalorar los riesgos de la Big Data.

    “Por ejemplo, olvidaremos las alarmas actuales por sistemas de Meta-alarmas que serán predictores de decisiones y comportamiento”. ¿Hablamos de redefinir la identidad humana?

    Si la propuesta pasa por robots autónomos, deberá ser gestionada de la manera adecuada (con PRUDENCIA), ya que puede traer tanto grandes beneficios, como derivar en hecatombes que no se ciernen ya tan lejanas.

    Permitidme que concluya con mi debilidad. La eunomía, junto con la sophrosyne o prudencia, expresa el ideal griego de la sentencia “nada en exceso” que, según la leyenda, había hecho grabar el espartano Quilón (uno de los Siete Sabios) en el templo de Apolo, en Delfos, junto a la otra sentencia famosa de “conócete a ti mismo”. Apolo representaba, precisamente, la prudencia (sophrosyne), la medida, a la que se opone la hybris, la soberbia humana, que opone inútilmente los hombres a los dioses.

    Gracias.

    Félix José Martín Gallardo

    swx20088@gmail.com

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  4. Perdonad que vuelva con este asunto, pero estoy preparando un curso donde trato el imperativo tecnológico y las dimensiones de la responsabilidad, que tiene como referente precursor a Hans Jonas, que desarrollando la ética de la responsabilidad de Max Weber, le lleva al Principio de la Responsabilidad.

    De tal forma que, partiendo del imperativo kantiano "Actúa de tal modo que el principio de tu acción se transforme en una ley universal", propone un nuevo imperativo: "Actúa de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica”. Lo que le conduce a una evaluación sumamente crítica de la ciencia moderna y de su "brazo armado", la tecnología. Crea así el imperativo tecnológico.

    Al formular su imperativo de responsabilidad, Jonas está pensando “……no tanto en el peligro de la pura y simple destrucción física de la humanidad, sino en su muerte esencial, aquélla que adviene de la desconstrucción y la aleatoria reconstrucción tecnológica del hombre y del medio ambiente. Hay una interacción entre la investigación y el poder”.

    De hecho Morín, en su libro “El método: la naturaleza de la naturaleza”, desarrollando el neófito imperativo jonasiano llega a considerar: “El nuevo saber es depositado en los bancos de datos y empleado de acuerdo con los medios disponibles y según las decisiones de los que sustentan el poder. Existe un verdadero asombro cognitivo, no solamente entre los ciudadanos, sino también entre los científicos, ellos mismos ultraespecializados y sin el dominio de todo el saber producido”.

    Pero es Husserl el que identifica un “agujero negro” en el objetivismo científico en lo que define como: “la ausencia de la conciencia de sí mismo”. En efecto, cuando la subjetividad humana, reservada a la filosofía, y la objetividad del saber que es propio de la ciencia, COMIENZAN A CAMINAR POR SEPARADO, el conocimiento científico desarrolla las tecnologías más refinadas para conocer todos los objetivos posibles, apartando a la subjetividad humana, lo que Morin denomina "ignorancia de la ecología de la acción"; o sea, “toda acción humana, a partir del momento que tiene inicio, escapa de las manos del iniciante y entran en juego las múltiples interacciones propias de la sociedad, que la desvían de su objetivo y a veces le dan un destino opuesto al buscado al principio”.

    El imperativo tecnológico elimina la conciencia, la identidad humana; en definitiva, elimina la libertad dando paso al determinismo, donde todo está ya preestablecido, “DECISIONES Y COMPORTAMIENTO”.

    Gracias de nuevo.

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