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miércoles, 10 de agosto de 2016

Aviso a navegantes. Por Josep-María Sirvent

 
El post que hoy os presento pretende hacer una observación y a la vez compartir experiencias entre los que desde hace un tiempo venimos aplicando las líneas del proyecto HU-CI, cuyo principal objetivo es ofrecer unos Cuidados Intensivos seguros, de calidad y más humanos.

Después de observar varios casos de familiares y pacientes en la UCI a los que se ha ampliado el horario de visitas, se les ha implicado en los cuidados de su familiar enfermo y se ha autorizado el uso de aparatos electrónicos, a la vez hemos visto cómo ha aparecido una gran complicidad entre los familiares y los profesionales, hasta el punto de ser excesiva y contraproducente con la pérdida de límites y confusión entre los derechos y los deberes de los pacientes y familiares respecto a los profesionales. 

De esta forma y sólo en algunas ocasiones, hemos podido observar cómo el “colegeo” y a veces el exceso de información ha derivado en una relación patológica entre el familiar y los profesionales, acabando con la pérdida del respeto al excelente trabajo de los profesionales del servicio. 

 


Lo que les cuento, no es un caso ni dos sino algunos más y a mi entender tiene su explicación en que en nuestro país y probablemente en todos, la educación, el respeto al trabajo de los profesionales, la relación entre las personas y la humanidad es un bien preciado de la sociedad que no todo el mundo está suficientemente preparado para ejercer, independientemente del estrato social al que se pertenezca.

Habría que preguntarse si los propios profesionales han sabido mantenerse en su sitio y poner a pacientes y familiares en el suyo al inicio del proceso del paciente crítico al ingresar en la UCI. No es una tarea fácil, pero debemos dedicar el tiempo necesario a dar la información justa y adecuada a cada familia y paciente.

Me gustaría que entendierais mi observación, no estoy diciendo que el cuidado clásico en la UCI era mejor, todo lo contrario, pero sí que quiero advertir que debido a la falta de educación y a la falta de comprensión de algunas personas e incluso de algunos profesionales, en ocasiones puede ocurrir que “la HU-CI se nos escape de las manos”.


4 comentarios :

  1. Buenas tardes.
    La lectura del post de hoy me suscita algunas reflexiones que creo necesarias, por lo que doy las gracias a Josep-María Sirvent por haberlas propiciado.
    Y es que creo que resulta fácil (y más aún en caliente por algún hecho reciente) confundir aspectos que bajo mi punto de vista deben ser considerados de forma independiente, pero que aun así deben ser considerados.
    Y en este sentido creo que es un error confundir “humanización” con transgresión de unas normas necesarias. Error que sale a la palestra con cierta frecuencia y que sirve de justificación a algunos no muy proclives a cambiar el modelo.
    Y es que una cosa es adecuar unas normas, erradicando actuaciones obsoletas e injustificadas y prestando atención a parcelas históricamente desatendidas (visitas, atención al final de la vida, restricciones físicas, prevención del burnout, etc), y otra bien distinta, el descontrol o la falta de respeto o educación en las relaciones.
    Y me parece preocupante porque puede deducirse que una cosa es consecuencia de la otra cuando, bajo mi punto de vista, no tienen nada que ver. No se trata de “humaniza, pero no te pases”.
    Probablemente esta falsa relación ha propiciado una postura de miedo y recelo hacia una postura de mayor apertura e implicación que puede haber influido en que se sigan perpetuando modelos inapropiados a la luz de las evidencias.
    Un trato humano, bajo mi punto de vista, no corre el riesgo de hacerse “excesivo ni contraproducente”, ni implica “pérdida de límites” ni “confusión entre derechos y deberes.” Es más, creo que puede contribuir a minimizar esos otros hechos indeseables en cualquier tipo de atención.
    Hemos insistido con frecuencia en que el tránsito hacia una HUCI más amable es un proceso y no un suceso. Proceso que debe ser planificado, estructurado y adecuado a las particularidades de todos los implicados, profesionales, pacientes y familiares o allegados. Proceso que debe contar con los recursos adecuados para su afrontamiento, tanto a nivel de formación, de dotación de profesionales y de espacios adecuados. No se trata de tirarse a una piscina sin agua o con agua de mala calidad. Preparemos la piscina primero y luego a nadar…
    Desde esta perspectiva, nadie debe temer que un avance en estos aspectos pueda hacerle perder “su sitio”, aunque probablemente estas reflexiones nos hagan replantearnos a algunos cuál es nuestro sitio real en esta historia y quien debe ocupar el lugar del protagonista.
    Saludos.

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    1. Estoy de acuerdo con José Manuel Velasco. Humanizar nuestas UCI es un proceso. Y me gustaría añadir dos ideas:
      1) Es también un aprendizaje. Estamos aprendiendo a abrir nuestras unidades (y no únicamente en sentido físico) y para ello hay que explorar los límites: hasta dónde "intimar"? Cuánto flexibilizar? Qué normas son REALMENTE necesarias? Cuál es el sitio de cada uno No lo sabemos! No lo hemos hecho hasta ahora! Tenemos que experimentar, equivocarnos, acertar.
      2) Estamos de enhorabuena. El post de Josep-Maria Sirvent muestra que tenemos el ñroceso en marcha: estamos opinando sobre la práctica del cambio, dialogamos, disensimos, reflexionamos. Si no estuviéramos probando los límites, no hablaríamos de ello.
      Queridos, esto no hay quién lo pare!!

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    2. Yo también celebro el debate. Muy apropiado el aviso a navegantes, puesto que la "epidemia" de falta de respeto que inunda nuestra sociedad, y que sufren cotidianamente maestros y profesionales de la salud, obligará a hacer la transición con mucho cuidado. Igual que con la crianza de los hijos, ni la estricta restricción ni el buenismo sin límites llevan a buen puerto.
      Pero estoy confiado que con buena voluntad y planificación esta fase de aprendizaje culminará en un modelo sólido. Animo a los protagonistas. Un ex paciente de la UCI.

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  2. En algunas ocasiones ante las situaciones que expones, puede darse el fenómeno de la transferencia (estudiado en temas de Relación de Ayuda) y en el que se traspasan límites tanto por parte del profesional como por parte de los pacientes y familiares. Una buena formación en Relación de Ayuda es necesaria para prevenir dicho fenómeno y actuar en caso de que aparezca. Un saludo. José Luis Jurado.

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