La principal prioridad de los pacientes que sufren un proceso grave y/o de sus familias es recuperar el estado de salud, relegando a un segundo plano, en la mayoría de las ocasiones, el bienestar emocional, incluso la propia intimidad y en muchos casos, aceptando que no pueden elegir en su “rol” de enfermo.
La enfermedad pone en peligro, dos pilares fundamentales de la Dignidad Humana: Intimidad y Autonomía. La situación de dependencia impuesta por la enfermedad hace que el paciente esté en una situación de vulnerabilidad pero tiene unos derechos específicos en este contexto, y es el cuidador el que los debe conocer y respetar, siendo su responsabilidad garantizar la intimidad, tanto de las personas autónomas como de las que no pueden hacer efectivo este derecho.
Cuando se habla de respeto a la intimidad del paciente, desde el punto de vista profesional, se piensa en la salvaguardia de la identidad del paciente en publicaciones, la confidencialidad de los registros médicos, la custodia de la documentación clínica, etc. Olvidando que también es, el conjunto de sentimientos y pensamientos que una persona guarda en su interior, y que son, parte fundamental de su identidad.
En nuestro Proyecto 1 año, 12 meses para 12 compromisos, dedicamos el mes de Septiembre a recordar que respetar la INTIMIDAD del paciente más vulnerable, debe ser una prioridad en la HU-CI. Hace un tiempo que redactamos este “DECÁLOGO de buenas prácticas para garantizar la intimidad del paciente crítico”, que hoy compartimos con todos vosotros:
1. El respeto a la intimidad corporal: pediremos permiso para desnudar, tocar, explorar... el cuerpo del otro, explicando previamente qué se le va a hacer. Con especial delicadeza en el momento del aseo.
2. Respeto al espacio físico: mantendremos el box cerrado si lo prefiere el paciente, avisado de que se va a entrar y para qué.
3. Recogida de información de la persona atendida: preguntaremos lo necesario, no estamos legitimados a preguntarlo todo.
4. La información entre compañeros de equipo implicados en la atención a la persona: la valoraremos qué información se transmite al equipo y cuál se reserva para uno mismo, si no aporta ningún beneficio al proceso clínico y puede vulnerar la intimidad del paciente.
5. Información telefónica: NO daremos información clínica por teléfono de forma rutinaria. Sí lo podemos plantear en situaciones individualizadas, con garantías de con quién estamos hablando, con el consentimiento del paciente siempre que sea posible.
6. El respeto a la intimidad y la participación de la familia o personas vinculadas: preguntaremos al paciente quien desean que sea informado, ya que tienen derecho a escoger con quién quieren compartir la información sobre su estado de salud. La mayoría de edad en salud a los 16 años, siendo titular del derecho a la información y a la confidencialidad sobre su persona.
7. Custodia de la historia clínica: estaremos atentos a la historia, para evitar la intromisión no deseada en intimidad del paciente.
8. Intimidad a la hora de recibir visitas: durante el ingreso los pacientes tienen derecho a escoger quien puede visitarle. Intentaremos mejorar la imagen del paciente de cara a la visita, para reforzar su autoestima.
9. Intimidad en el traslado de pacientes a pruebas complementarias o a otras plantas del hospital: seremos cuidadosos, prestando atención a la exposición física durante los traslados.
10. Respeto a la imagen pública y social del paciente: No se ha de dar información a los medios de comunicación (accidentes, agresiones, personajes públicos, etc.), excepto que haya una autorización expresa.
Dra. Maria Rojas
Médico Intensivista
Médico Intensivista
Hospital Comarcal Infanta Margarita, Córdoba
De todas las iniciativas, de todas las medidas, de todas... El respeto a la intimidad, es la demostración de cuidado más valiosa hacia la persona en situación de déficit y pérdida de autonomía. Cuídame, con intimidad, con respeto, anticípate.
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