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sábado, 23 de enero de 2016

Un mar de gelatina, por Raquel Nieto

99 días

Estuve durante muchos días sedada, dormida.

Los dormidos seguimos estando, aunque nuestro contacto con el exterior esté interrumpido, de vez en cuando hay señales, voces, un destello, un roce nos da un latigazo que reconocemos desde lo profundo.

Y buscamos la salida.

Me sentí sumergida en un mar de gelatina, los brazos torpes, sin fuerza suficiente para dar una brazada, subía y bajaba, avanzaba o daba vueltas en el mismo punto. No era capaz de saberlo. Al fondo, la sirena de un gran transatlántico que nunca llegaba a puerto, estábamos en el mismo espacio, atrapados por el mismo mar.




Y de repente, la orilla donde yo era un submarinista con el tubo de respirar en sitio equivocado, con aletas en vez de pies que en tierra firme no sabían moverse, mi piel notaba el contacto de la sábana, frio pero sin humedad ni sal del mar de donde venía. No reconocía nada, no escuchaba mi nombre. ¿Qué hacía con mi traje de buzo en una cama?

A lo lejos, el gran transatlántico cambió su poderosa sirena por pitidos pequeños y chillones, todo se quedó blanco, intenté agarrarme, pero no pude, mis brazos no  me respondían, estaban atados a cables y agujas, cosidos con pespuntes a la cama. Había pasado de ser un buzo a ser un pescado con anzuelos en mi cuerpo.

Aparecieron luces intermitentes en el horizonte, un poco más allá del final de mi cama, ruidos, voces, prisas, mi corazón de buzo empezó a latir fuera del agua, estaba asustada.

Las voces se acercaban, me rodeaban, no era capaz de entender lo que decían, sentí como con sus manos intentaban quitarme mi tubo de la garganta pero si lo hacían no podría volver al mar de gelatina. Ellos no lo sabían.

Cerré los ojos y dejé de pelear, regresaría a la orilla caminando.

Raquel Nieto

6 comentarios :

  1. Maravillosa Raquel. Fundiendo el sueño y la realidad con una poesía que nos ayuda a evocar y compartir su experiencia. Gracias

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  2. Buenas tardes a tod@s.

    Hola Raquel. No nos hemos visto nunca. Supongo que jamás lo haremos. Pero se lo has sentido, se algo de ti, conozco ya algo de ti. Te pido que ahora vuelvas a sumergirte. Y lo hagas conmigo. Te prometo que regresaremos pronto y lo haremos mejor que antes de sumergirnos. NECESITO QUE ME EXPLIQUES SENSACIONES QUE OTROS PACIENTES NO ME HAN CONTADO.

    Nos sumergimos, vamos a pulmón libre, todo parece mas grande, sonido amortiguado, pero escucho mas cosas y mas lejos. Dime: ¿son voces de gentes que conoces y reconoces? La sábana: ¿el roce es sentido con intensidad, con dolor?, ¿si es dolor, lo soporta tu cuerpo o tu mente?

    Vamos mas profundo. ¿Sientes que no sientes pero tu espacio se resiente?, ¿algo llena tus pulmones pero tu no respiras?, ¿de que lleno mis pulmones?

    Llegamos al fondo. ¿Estoy sola?, ¿hay alguien a mi lado?, ¿sabe alguien que estoy a una inmensa profundidad?

    Ya ascendemos. ¿Te responden ya tus manos y pies?, ¿tu entorno es mas fluido, no es gelatina? Luz, sonidos, voces (RUIDOS, RUIDOS ¿verdad María Rojas?). Tu y yo ya estamos en la superficie. Alguien permite que nuestras gargantas traguen saliva y podamos balbucear. ¿Como estás Raquel?, contéstame.

    Gracias.

    Félix José Martín Gallardo.

    swx20088@gmail.com

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  3. Isabel Torralbo Martínez25 de enero de 2016, 3:41

    Lo inefable existe. Raquel hace posible que sepamos "algo" de ello. Es en la metáfora, y -casualmente..- más lírica que narrativa, donde, en su deseo de transmitirlo, ella encuentra el canal mas generoso del lenguaje para traducir lo invisible y comunicar que Sí existe. Y vaya que si nos lo transmites Raquel! Felicidades..Gracias!

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  4. No todo lo que existe se puede explicar y aquello sobre lo que lo puedes hacer puede ser INEFABLE (no explicable con palabras). Por eso Raquel recrea (vuelve a crear) con palabras escritas un mundo sin vocabulario escrito pero inmensamente mas rico que cualquier lengua: el mundo de las sensaciones.

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