Queridos amigos:
Se cumplen 80 años del nacimiento del actual Hospital San Juan de Dios de Córdoba.
La Hospitalidad es el valor supremo de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en todo el mundo desde hace siglos. La Hospitalidad incluye Calidad, Respeto, Responsabilidad y Espiritualidad. El concepto de hospitalidad se traduce en una virtud o cualidad que consiste en tratar bien y con amabilidad al prójimo. El término, cuyo origen se halla en el latín “hospitalitas”, contempla la asistencia y la atención de todo aquel que necesita algo de nosotros.
Para celebrar este evento y con el título “80 años cuidándote”, el próximo jueves 10 de Diciembre celebramos unas Jornadas Científicas que giraran en torno al que siempre fue el lema de la Orden de San Juan de Dios: “El centro de interés de cuantos vivimos y trabajamos en el Hospital, es la persona asistida”.
La primera mesa se titula “La humanización en gestión de los cuidados”, y la segunda: “El paciente como eje principal de la actividad médica en el Siglo XXI”.
En esta segunda mesa, tendré el placer de dar una charla titulada “La humanización de la Atención en la Unidad de Cuidados Intensivos”.
Cuando abrimos la UCI hace año y medio, hubo algo que comenzó a llamarme la atención poderosamente con el paso del tiempo: Las ideas que se le ocurrían a Auxiliares y Enfermeros sobre la atención a los pacientes.
No… ya lo sé… No es nuevo… He visto en otras UCIs a lo largo de mi carrera, a algunos profesionales de una grandísima humanidad y capacidad de comunicación). Pero aquí, llamaba la atención el número de personas con ideas y sobre todo, la naturalidad con la que todo les parecía posible.
Un dato curioso: La mayoría de estos profesionales (a los que formamos previamente a la apertura) procedían de la planta de Cuidados Paliativos (una vocación asistencial que siempre tuvo este Hospital, que nació en 1935 con las limosnas recaudadas por los hermanos de San Juan de Dios, para construir un lugar donde cuidar a los niños con secuelas de Poliomielitis y otras enfermedades invalidantes).
Quizás eso fue un acierto sin querer acertar…
Empezaron a hacernos proposiciones: Llamar por las mañanas a la familia para decir simplemente si el paciente había pasado bien la noche, sacar de paseo al paciente que pudiera tolerarlo… a nuestras terrazas que dan a Sierra Morena, intentar que las visitas se prolongaran horas y horas, conseguir que los pacientes tuvieran televisiones… ¡dentro de un Box de críticos!... Ponerles música de su cantante favorito aunque estuvieran sedados e intubados, buscar una habitación a las familias que vinieran de pueblos, que estas pasaran a darles la comida… Y las charlas… esas curiosas y animadas charlas que mantenían con pacientes y familiares siempre que tenían un hueco para ello.
¿Saben una cosa? Puede que formar a alguien que viene de una planta de paliativos conlleve un gran esfuerzo para formador y alumno. Pero también es cierto que tiene grandes ventajas para lograr una UCI más humana.
Reconozco que a veces algún intensivista (yo mismo) les ha tenido que parar los pies… Bueno… mejor eso que lo contrario… ¿no?
De hecho, ese espíritu se te contagia… Esto es un hecho (todo comportamiento humano repetido se contagia en mayor o menor medida). Y también tú terminas informando muchas más veces al día, que una sola vez por la mañana. Y preguntando si no podríamos dejar a aquella familia que tenga la entrada libre… O te ves sugiriendo un domingo por la tarde… “Oye: Y a Pepe… ¿por qué no le damos un paseíto por el hospital para que vea el campo?
¡Que cosas! Si me viera alguno de mis viejos y duros adjuntos...
La cuestión es que cuando empezamos a oír hablar de HU-CI, no pude evitar pensar en cuantas cosas estábamos haciendo ya. Cuántas pequeñas cosas que suman y suman y cuántas más podríamos hacer atendiendo a este proyecto.
Un dato curioso: La mayoría de estos profesionales (a los que formamos previamente a la apertura) procedían de la planta de Cuidados Paliativos (una vocación asistencial que siempre tuvo este Hospital, que nació en 1935 con las limosnas recaudadas por los hermanos de San Juan de Dios, para construir un lugar donde cuidar a los niños con secuelas de Poliomielitis y otras enfermedades invalidantes).
Quizás eso fue un acierto sin querer acertar…
Empezaron a hacernos proposiciones: Llamar por las mañanas a la familia para decir simplemente si el paciente había pasado bien la noche, sacar de paseo al paciente que pudiera tolerarlo… a nuestras terrazas que dan a Sierra Morena, intentar que las visitas se prolongaran horas y horas, conseguir que los pacientes tuvieran televisiones… ¡dentro de un Box de críticos!... Ponerles música de su cantante favorito aunque estuvieran sedados e intubados, buscar una habitación a las familias que vinieran de pueblos, que estas pasaran a darles la comida… Y las charlas… esas curiosas y animadas charlas que mantenían con pacientes y familiares siempre que tenían un hueco para ello.
¿Saben una cosa? Puede que formar a alguien que viene de una planta de paliativos conlleve un gran esfuerzo para formador y alumno. Pero también es cierto que tiene grandes ventajas para lograr una UCI más humana.
Reconozco que a veces algún intensivista (yo mismo) les ha tenido que parar los pies… Bueno… mejor eso que lo contrario… ¿no?
De hecho, ese espíritu se te contagia… Esto es un hecho (todo comportamiento humano repetido se contagia en mayor o menor medida). Y también tú terminas informando muchas más veces al día, que una sola vez por la mañana. Y preguntando si no podríamos dejar a aquella familia que tenga la entrada libre… O te ves sugiriendo un domingo por la tarde… “Oye: Y a Pepe… ¿por qué no le damos un paseíto por el hospital para que vea el campo?
¡Que cosas! Si me viera alguno de mis viejos y duros adjuntos...
La cuestión es que cuando empezamos a oír hablar de HU-CI, no pude evitar pensar en cuantas cosas estábamos haciendo ya. Cuántas pequeñas cosas que suman y suman y cuántas más podríamos hacer atendiendo a este proyecto.
La Orden de San Juan de Dios ha sido galardonada hace unos días con el Princesa de Asturias a la Concordia… precisamente por llevar siglos humanizando.
La humanización, la dimensión humana que se respira en este Hospital… hace que se acepte con sencillez e ilusión el instaurar medidas de este tipo en nuestra UCI. (Mientras la Ratio paciente – profesionales sea coherente… por supuesto).
Espero estar a la altura el próximo día del evento. Y contarles a todos que HU-CI se escribe con H de humanización. Que el cuidado de lo invisible adquiere una dimensión especial en el paciente crítico y su familia. Y que la Medicina es “Ciencia y Arte de curar”.
La humanización, la dimensión humana que se respira en este Hospital… hace que se acepte con sencillez e ilusión el instaurar medidas de este tipo en nuestra UCI. (Mientras la Ratio paciente – profesionales sea coherente… por supuesto).
Espero estar a la altura el próximo día del evento. Y contarles a todos que HU-CI se escribe con H de humanización. Que el cuidado de lo invisible adquiere una dimensión especial en el paciente crítico y su familia. Y que la Medicina es “Ciencia y Arte de curar”.
Así que Señores: no desprecien la parte del Arte. Recuerden que éste… Pertenece a la rama de las humanidades.
Dr. José Carlos Igeño.
Jefe del Servicio de Medicina Intensiva.
Hospital San Juan de Dios de Córdoba
Dr. José Carlos Igeño.
Jefe del Servicio de Medicina Intensiva.
Hospital San Juan de Dios de Córdoba
Qué grandes y hermosas reflexiones, Jose Carlos.
ResponderEliminarMucho que aprender de la mirada paliativa. Aplicar su enfoque en los cuidados del enfermo crítico, agudo, crónico,... sin duda #humaniza, el paciente conecta con la VIDA, y nos hace a todos, pacientes, familiares y profesionales mucho más felices. Gracias por un hermoso post.
ResponderEliminarBuenos días a tod@s.
ResponderEliminarDecía Camilo José Cela que en España triunfa quien persevera. Como vemos se cumple la máxima del Nobel y en cualquier faceta de nuestras dimensiones humanas.
Reconocerle a la Orden Hospitalaria de San Juán de Dios su labor con ese prestigioso premio era cuestión de tiempo; ¿pero tanto tiempo? Bueno, ya sabemos el dicho…..
Es la labor de generaciones de abnegados servidores de sus semejantes los que propician que podamos, no solo hablar en presente de humanidades, sino que se vislumbre ese campo como el único que permitirá reconstituirnos en la consideración cartesiana de ser, al tiempo, “res cogitans” y “res extensa”: “una cosa que piensa es una cosa que duda, que entiende, que concibe, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también y que siente”.
Enhorabuena.
Gracias.
Félix José Martín Gallardo.
swx20088@gmail.com