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miércoles, 28 de octubre de 2015

Lo que decimos cuando no hablamos

 
Hola a tod@s, mis queridos amigos.
 
Me gustaría hoy dar eco a un artículo publicado en IntraMed por el Dr. Rubén Mayer sobre la comunicación no verbal y que resumimos a continuación.
 
Y es que el cuerpo habla más allá de las palabras.
 
 
 
 
En su libro “Comunicación no verbal”, Sergio Rulicki la define como un lenguaje  complementario al de las palabras y transmitido a través de canales distintos: se habla pero a través del cuerpo.
 
Ya nos contaba Jose Sesmero en su charla "La comunicación no verbal" de las XX Jornadas Nacionales de Humanización que lo que decimos cuando no hablamos es el 70% del mensaje.
 
Constantemente los pacientes ponen a prueba el potencial no verbal de los sanitarios por su capacidad de generar reacciones con casi todo lo que relatan en sus historias personales. Este caudal de emociones ejerce una presión fisiológica y psicológica que se exterioriza corporalmente en gestos, posturas, modos de hablar, ademanes, que expresamos sin parar, la mayoría de las veces de manera inconsciente y sin llegar siquiera a darse cuenta ni tener posibilidad alguna de controlar o evitar.

Las personas, en este sentido, somos el conjunto de las expresiones heredadas más las adquiridas a través de nuestra particular cultura (familia, país, región, género, status económico y de poder); a lo que se agrega lo que aprendemos en la formación y nuestro repertorio particular.
 
Y siguiendo todo ello, se construyen y transmiten mensajes ocultos que refuerzan o contradicen lo que nuestras palabras quieren significar. Otras veces -cuando es mejor no decir o cuando no sabemos cómo- las sustituyen.

Nuestra comunicación no verbal, a través de sus diferentes modalidades, le habla a los pacientes acerca de cómo nos sentimos interactuando con ellos, si nos caen bien o nos producen rechazo, si estamos atentos o dispersos, cómo valoramos lo que vemos y escuchamos, si estamos siendo sinceros o simulando.

La relación médico-paciente es una relación cara a cara, directa y de alto contenido emocional. Y los pacientes buscan en gestos, miradas y movimientos aquello que no comprenden en nuestro lenguaje verbal.
  • Cómo damos la mano al recibir y al despedir al paciente: mirando o no mirando a los ojos, con el cuerpo de frente o de perfil, intenso o débil, breve o prolongado, con el brazo flexionado o estirado.
     
  • Con qué velocidad hablamos, interrogamos, revisamos, vemos los estudios o hacemos las recetas.
     
  • Si hacemos contacto ocular al escuchar al paciente o al comunicarle información y decisiones relevantes, o nos distanciamos mirando la pantalla de la computadora.
     
  • Si lo revisamos completa y sistemáticamente, o apenas insinuando la mano o el estetoscopio a través de sus ropas; o directamente ni lo hacemos.
     
  • Si nos posicionamos físicamente por encima o a su mismo nivel.

La comunicación, no verbal y verbal, es un camino que los profesionales de la salud recorremos inevitablemente y  de manera intuitiva. 

En algunos países la formación en comunicación médico-paciente es obligatoria; sin embargo, en nuestro medio esta preparación no esté incorporada masiva y formalmente en la educación médica el acercamiento dependerá de una iniciativa individual y, en este sentido, el libro virtual de la Dra. M. del Carmen Vidal y Benito que Intramed publicó hace unos años es una de las citas obligadas.
 
En este campo hay una clara línea de mejora, ¿no os parece?.
 
Feliz Miércoles,
Gabi

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