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martes, 9 de septiembre de 2014

La Ciencia de la Seguridad del Paciente: su participación, el gran reto pendiente


Ya han pasado muchos años desde que el famoso informe “Errar es humano”[i] puso en evidencia el impacto y magnitud de los riesgos asociados a la atención sanitaria.
 
Desde entonces, muchos han sido los recursos destinados a disminuir los riesgos innecesarios y en la mejora de la seguridad del paciente. Aunque es evidente el avance de la ciencia de la seguridad del paciente y los logros alcanzados en algunas áreas específicas, todavía estamos lejos de cumplir las expectativas iniciales y ofrecer a nuestros pacientes la atención sanitaria segura, que sin duda esperan, y que como profesionales estamos obligados a ofrecerles.
La medicina centrada en el paciente y la seguridad clínica constituyen dimensiones clave de la calidad asistencial. En el año 2006, la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente de la OMS, actualmente de WHO Patient Safety establece específicamente el área de “pacientes por la seguridad de los pacientes” como una de sus seis áreas estratégicas[ii]. Esta iniciativa se plasmó en la Declaración de Londres,[iii] en la que los pacientes se comprometen a colaborar en la consecución de una atención sanitaria más segura. Un año mas tarde se firmó en Madrid la Declaración y compromiso de los pacientes por la seguridad en el Sistema Nacional de Salud[iv].
 
 
 

 
Desde entonces, las estrategias  enfocadas en la participación del paciente en la mejora de la seguridad clínica se ha convertido en una prioridad de las principales organizaciones reguladoras y gubernamentales. Sin embargo, y a pesar de algunas iniciativas, su incorporación real a los sistemas de gestión de riesgos relacionados con la atención sanitaria sigue siendo, en gran medida, una tarea pendiente.
 
El paciente, y en muchas ocasiones  sus familiares son testigos en primera línea y observadores privilegiados del riesgo a lo largo del proceso asistencial. Con independencia de su conocimiento o expertise técnica, son capaces, a partir de su propia experiencia del error, de identificar, prevenir y mejorar la gestión del riesgo asistencial desde la perspectiva de su propia enfermedad como de la vulnerabilidad a ella asociada.

Los pacientes, familiares y cuidadores pueden participar en la mejora de la seguridad de diferentes maneras. A través, de la identificación de riesgos del sistema y la búsqueda de soluciones; participando de forma activa en el proceso asistencial y en la toma de decisiones así como en la gestión de los eventos adversos en los que se han visto involucrados. De forma específica pueden contribuir a la detección de situaciones de riesgo mediante el análisis de quejas y sugerencias, encuestas de calidad percibida e incluso en algunos países se contempla que puedan participar en los sistemas de notificación de eventos adversos.

[v] Existen iniciativas que promueven la participación activa educando a los pacientes sobre los riesgos de seguridad y proporcionan preguntas específicas a los pacientes y a sus cuidadores que pueden realizar, en materia de seguridad. Ejemplos de ello son el programa “las preguntas son las respuestas”[vi] y “20 consejos para prevenir errores médicos”[vii] de la AHRQ (The Agency for Healthcare Research and Quality), así como la iniciativa de la Joint Commission “¡Hable!”[viii]   Otra de las iniciativas relevantes es la de un equipo de cirujanos del  Imperial College London en el que a través de un video PINK (Participate-Inform-Notice-Know)[ix] fomentan la implicación del paciente en áreas relevantes de la seguridad clínica, animándoles a:
  • Participar: implicarse en el proceso de toma de decisiones en relación a los tratamientos.
  • Informar: asegurar que se confirme su identidad; proporcionar la información relevante sobre su enfermedad y tratamiento actual.
     
  • Notificar: estar alerta sobre posibles incidentes y notificarlos a los profesionales sanitarios (error de medicación, no adherencia al lavado de manos).
  • Conocer: Los riesgos derivados de sus propias actuaciones, la indicación de determinados tratamientos o la importancia de que responsabilizarse es esencial para su propia recuperación.


Aunque la participación y compromiso de los pacientes en la mejora de la seguridad, es un área prometedora, todavía no existe suficiente evidencia de la efectividad y el impacto de las intervenciones diseñadas.[x]
 
Finalmente, una vez se ha producido un evento adverso, no debemos olvidarnos de la necesidad de cubrir las necesidades no solo clínicas, sino también de información y soporte emocional que precisan los pacientes y sus familiares, sin olvidarnos de los profesionales que pueden convertirse en “segundas víctimas”. Para ello es necesario, siguiendo, el ejemplo de otros países establecer políticas específicas y guías prácticas para instituciones y profesionales que aseguren un proceso de información claro y honesto. En esta línea de actuación la “Conferencia de Consenso sobre información a pacientes y familiares”[xi] sobre eventos adversos promovida desde el Área de Salud del ISDE es una de las iniciativas pioneras en nuestro país estableciendo recomendaciones de cómo llevar a cabo el proceso.

Aunque el “empoderamiento” del paciente se ha puesto en marcha, deben producirse los cambios necesarios para que los pacientes participen en la gestión del riesgo sanitario y, como protagonistas en el proceso asistencial, desde una posición de individuos formados e informados, competentes y consecuentes. Sin olvidar que ello puede llevar a un traspaso de la responsabilidad de los profesionales e instituciones a los propios pacientes, que ya se sienten en muchas ocasiones responsables y soportan una carga emocional importante relacionada con la seguridad[xii].
La formación en Seguridad del Pacientes de las profesiones sanitarias constituye una herramienta esencial a la hora de asegurar las competencias necesarias de dichos profesionales en esta nueva ciencia.
 
 
Dra. Mari Cruz Martín Delgado
Jefa de Medicina Intensiva.

Referencias

 
[i] Kohn LT, Corrigan JM, Donaldson MS (eds): To err is human. Building a Safer Heath System. Washington, DC, National Academy Press; 1999

[ii] World Alliance for Patient Safety. Forward Programme 2005. Ginebra: World Health Organization; 2004.

[iii] Alianza Mundial por la Seguridad del Paciente. Declaración de Londres. Pacientes en defensa de su seguridad. [acceso 27 agosto 2014]. Disponible en:
http://www.errorenmedicina.anm.edu.ar/pdf/pacientes/Declaracion_londres.pdf

[v] NPSA, NHS.
National Learning and Reporting System. [acceso 27 agosto 2014]. Disponible en: http://www.nrls.npsa.nhs.uk/

[vi] AHRQ.
Questions are the answer. AHRQ. [acceso 27 agosto 2014]. Disponible en: http://www.ahrq.gov/questionsaretheanswer/


[vii] AHRQ.
20 Tips to Help Prevent Medical Errors. AHRQ. [acceso 27 agosto 2014]. Disponible en: http://www.ahrq.gov/consumer/20tips.htm


[viii]
The Joint Commission's new Speak Up program urges patients to 'Know Your Rights'. Jt Comm Perspect. 2007 Aug;27(8):12.

[ix]The “Participate Inform Notice Know” (PINK) patient safety video [acceso 27 agosto 2014]. Disponible en:
http://www1.imperial.ac.uk/cpssq/cpssq_publications/resources_tools/pink/

[x] Hall J, Peat M, Birks Y, Golder S, Entwistle V, Gilbody S, et al. Effectiveness of interventions designed to promote patient involvement to enhance safety: a systematic review. Qual Saf Health Care. 2010 Oct;19(5)

[xi] Martín-Delgado MC, Fernández-Maillo M, Bañeres-Amella J, Campillo-Artero C, Cabré-Pericas L, Anglés-Coll R, Gutiérrez-Fernández R, Aranaz-Andrés JM, Pardo-Hernández A, Wu A.
[Consensus conference on providing information of adverse events to patients and relatives]. Rev Calid Asist. 2013 Nov-Dec;28(6):381-9

[xii] Ministerio SPS.
La perspectiva de los ciudadanos por la seguridad del paciente. Madrid: Ministerio de Sanidad y Política Social; 2010.


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