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miércoles, 29 de julio de 2015

Siempre se puede hacer algo más, por Mari Cruz Martín


Impresionante el artículo publicado on line la semana pasada en la revista Annals of Intern Medicine:  “Personalizing Death in the Intensive Care Unit: The 3 Wishes Project: A Mixed-Methods Study” por la Dra. Deborah Cook y colaboradores de la de la Universidad McMaster Health Sciences Center en Hamilton, Ontario.

El Proyecto “Los tres deseos” dirigido a mejorar y dignificar el proceso de la muerte en pacientes de UCI, permite mostrar a través de un estudio de investigación realizado en una Unidad de Cuidados Intensivos que siempre hay algo más que podemos hacer por nuestros pacientes, especialmente en aquellos a los que ya no tienen posibilidades de recuperación.

Este proyecto en el que se incluyen 40 pacientes con limitación del tratamiento de soporte vital o con una posibilidad de fallecer en UCI superior al 95%, invita a los pacientes y a sus familiares a formular tres deseos. Una vez formulados, los profesionales de intensivos tratan de satisfacerlos con el objetivo de mejorar la inevitable y dolorosa experiencia de fallecer en la UCI.

Los deseos se clasificaron en cinco categorías: humanización del paciente (por ejemplo, una cita nocturna en la UCI), homenajes personales (proporcionar una última comida para la familia en la sala de información), reconexiones familiares (morir con todos los miembros de la familia presentes), rituales (un acto conmemorativo a pie de cama) y "ayudar por adelantado" (donación de órganos). 





Los resultados muestran la efectividad de la intervención al poder llevar a cabo con éxito 159 deseos de los 163 formulados, y todo ello con un coste entre nada y 200 dólares por paciente.
Parece mucho por tan poco…Una intervención altamente coste efectiva.

El estudio puede ser criticable desde el punto de vista científico por su diseño y las medidas de resultado utilizadas para evaluar la intervención.


No es un estudio “antes-después”, ni existe un grupo control. Los deseos en su mayoría fueron formulados por las familias (solo el 7% de los pacientes estaban en condiciones de participar de forma activa) y no fue posible demostrar un beneficio real sobre los pacientes. Pero las entrevistas y cuestionarios realizados a los familiares de los pacientes y profesionales ponen de manifiesto la posibilidad de personalizar la muerte a través de la voz de la familia y fomentar la compasión de los profesionales de intensivos.

Posiblemente algunos de los deseos tuvieron que ser negociados para que fueran factibles, (no se contemplaría el morir en casa aunque sea un deseo expresado con frecuencia) y es evidente la subjetividad a la hora de establecer que los deseos fueron satisfechos y evaluar el efecto de los mismos.

En cualquier caso, un ejemplo real del interés de los profesionales de intensivos en humanizar los cuidados, honrando, en palabras de una participante, a los “héroes cotidianos, aquellos que pasan desapercibidos pero cuyas vidas cuentan” ”poniendo cara a procesos sin rostro”, tratando a los pacientes como personas y dignificando la muerte.

Finalmente este proyecto permite a los profesionales ofrecer algo más, cuando parece que ya no queda nada, más que la impotencia de haber perdido la batalla.


Entonces todavía queda preguntar: ¿Qué podemos hacer por ti? ó ¿Cómo podemos hacer que este día sea mejor para ti? . Vuelve a poner al paciente en el centro de nuestra atención y nos estimula a mejorar todavía más y hasta el final en la atención y cuidado de nuestros pacientes.

Será o no será científico pero personalmente me parece un gran proyecto.

Dra. Mari Cruz Martín.
Jefa de Servicio de Medicina Intensiva.

Hospital Universitario de Torrejón

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