Desde la cama de la UCI...Necesitamos oir y escuchar, recién publicado en Intensive Care Medicine, la revista de la Sociedad Europea de Cuidados Intensivos (ESICM).
Es maravilloso que las revistas de mayor impacto dediquen su espacio y su tiempo y ayuden a generar consciencia además de conocimiento. ¡Algo está cambiando!.
Darryl, un hombre de negocios de 46 años, chocó su moto contra un camión. Llegó al Hospital en shock hemorrágico y tras una ecografía abdominal, fue a quirófano directo. Se encontraron múltiples lesiones: un desgarro en el corazón (la orejuela derecha), hematomas retroperitoneales por una fractura pélvica, una contusión hepática, fracturas múltiples costales, hemotórax y contusión torácica. Su APACHE II era de 36. Y su ingreso en UCI duró 35 días.
Esta es su historia desde la cama...
"Mi primer recuerdo de la UCI fue oir a un médico decir: "Bienvenido". Había estado en coma inducido casi 3 semanas. A mi esposa le dijeron el primer día que tenía menos de un 1% de probabilidades de sobrevivir. Fue un milagro.
Luché por mi vida 5 semanas, 2 de ellas estaba consciente pero muy aturdido. En ese tiempo soporté y sufrí los desafíos a los que se enfrenta un paciente de UCI.
El ritual diario del adjunto con su séquito fue toda una experiencia. A pie de cama, decía: "El Señor O' Callaghan es un MBA", antes de hablar de mis lesiones y mi tratamiento. Cada día igual, y siempre me preguntaba: ¿Por qué siempre me llama MBA (Master en Administración de empresas)?. ¿A caso gracias a mi curriculum me trababan con preferencia? Esa debía ser la explicación, porque si no, no lo entendía. Menos mal que había hecho aquel master.
Solo más tarde comprendí que MBA era el término usado para accidente de moto (MotorBike Accident).
Esa fue una de las múltiples situaciones de confusión que experimenté en la UCI. Hablaban de mí sin contar conmigo. Estaba intubado y no podía hablar, pero podía ver y oir.
Fue muy peligroso que dejaran que creara mi propia interpretación de los hechos. En mi opinión, las habilidades de comunicación son fundamentales en el cuidado de los pacientes. Transmitir tranquilidad con palabras de consuelo, explicar la condición y el plan de tratamiento.
Había agua por todas partes, pero para beber ni una gota. Era mi único pensamiento. Tuve fiebre muchos días, y no me daban agua. Y ver a las enfermeras escribir su parte a mi lado con una botella de agua cristalina...¡una tortura psicológica!. Así que un mensaje: beber agua delante de un paciente intubado equivale a torturarle.
Tiempo. Mucho tiempo. Mi cuerpo roto en mil pedazos y solo veía y escuchaba. Había un reloj en mi box, y les confirmo que un minuto es mucho más de 60 segundos cuando lo único que puedes hacer es mirar al reloj. Cada segundo parece una hora, cada hora un día. ¡Consideren quitar esos relojes malditos!.
Esperaba que fuera un lugar fácil donde descansar, pero la fiebre alta no me lo permitía y tenía pesadillas. Y además la UCI nunca duerme: funciona 24 horas. Luces siempre encendidas, personas en continuo movimiento. Todos sabemos el efecto de la privación de sueño en una persona sana, así que esa fue otra tortura. Por favor: encuentren una manera de conseguir un sueño reparador y normal en la UCI.
Y el alta, otra pesadilla. Creí que era el mejor día de mi vida, pero en 10 minutos pasé de tener una enfermera 24 horas al día y conectado a algo así como la nave Enterprise gracias a los equipos de monitorización, a la soledad de una habitación y un pequeño sensor de pulso en el dedo. Estaba asustado, aislado y ansioso por saber si las enfermeras de planta podrían atenderme con rapidez si me ponía malo. Aún no estaba bien, pero el nivel de atención pasó del todo al casi nada.
Una transición más fácil habría hecho maravillas en mi salud mental. Quizás una enfermera de UCI que visite al paciente cada 2 horas podría ser una solución durante las primeras 24 o 48 horas.
La UCI salvó mi vida y siempre estaré en deuda con todo el equipo que me cuidó. Gracias a ellos vivo una segunda oportunidad.
Mi esperanza de corazón es que al compartir esta historia, aquel viaje agotador que sufrí como paciente, el equipo de UCI reconsidere la forma en la que trata a los paciente con el objetivo de reducir, si no consigue eliminar, la carga de miedo, malestar y errores de interpretación que continuamente viven los pacientes.
El tiempo no es el gran Maestro. Es la experiencia.
Un hombre puede vivir toda una vida, pero si nunca sale de su casa para experimentar esa vida, muere sin saber nada. Sólo un niño que ha sufrido y vivido puede ser el más sabio de los dos.''
Enhorabuena a Darryl O’Callaghan por su segunda oportunidad y gracias por contarnos su historia, y a los compañeros Anthony Holley y Jeffrey Lipman, del Department of Intensive Care Medicine del Royal Brisbane and Women’s Hospital de Australia.
Feliz Sábado.
Gabi
Me ha encantado. Nos queda mucho por hacer y darnos cuenta de que esa persona a la que aplicamos cuidados, es eso, un ser humano. Poco a poco. . ;)
ResponderEliminarMe encanta, cuánto nos queda por aprender.
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