Una de las muchas cuestiones que nos podemos plantear en el acompañamiento es el qué decir o qué hacer mientras estamos simplemente haciendo eso: acompañando.
Asaltan dudas y miedos frente a los silencios o las pausas. Necesitamos una conversación por superficial que sea o una actividad con la que llenar ese espacio.
En esto podemos aprender mucho de los animales. Seguro que me dan la razón todos aquellos que tengan mascotas. Esa capacidad de acudir a nosotros, sin huir aunque mostremos claramente que hemos tenido un mal día, ponerse a nuestros pies y ser felices con sólo acompañarnos. No necesitan hacer, ni decir nada. Simplemente estar.
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